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Canty - Carmina Celtica - OpusMusica

Es interesante escribir sobre este disco por la oportunidad que ofrece para reflexionar sobre alguna cuestión que suscita en torno a temas nucleares en el mundillo musical que hoy vivimos. Una de las principales, a la que no me puedo sustraer, es el heredado debate en torno a la autenticidad en la música antigua, y a ello da pie paradójicamente la nómina de compositoras y compositores contemporáneos contenida en este trabajo (1953 y 1979 son las fechas extremas de nacimiento de las/os autoras/es de las partituras, si exceptuamos a John Taverner, nacido en 1944). Pero Canty es un grupo especializado en música antigua, y este hecho provoca la reflexión. Ciertamente no es la primera vez que se hace. Antes bien, desde los encargos de grupos como el Hilliard Ensemble, hace muchos años, o sellos discográficos que han tomado esta actitud como una constante (EMC New Series), periódicamente asistimos al bonito espectáculo de la imbricación de la Música Antigua y la Contemporánea (parece que al mayuscular las categorías las historizamos y fosilizamos irremediablemente), actuando los arietes de la música del pasado como puntas de lanza de la actual. El público se va acostumbrando, y melómanos fieles a uno u otro repertorio se van dejando influenciar por el ajeno a su gusto inicial. Al fin y al cabo, música es, sin más atributos ni predicados. En este sentido, cabe recordar un disco maravilloso, el grabado por el Trio Mediaeval en 2005 (Stella Maris, en ECM), uniendo repertorio de Notre Dame con la "Missa Lumen de Lumine" de la compositora coreana Sungji Hong, un hito discográfico para quienes apuestan por esta vía.

Reconozco que otros registros de Canty dedicados a repertorio íntegramente medieval (pienso en Flames of Ireland, o Felix Femina) no me parecieron demasiado brillantes, a pesar de la calidad de sus voces, por cuestiones de articulación y fraseo del canto llano, y por las casi omnipresentes improvisaciones al arpa de William Taylor, intérprete, investigador y colaborador habitual del grupo, que asume, a mi parecer, demasiado protagonismo. Planteadas así las cosas, la audición de un repertorio mixto, medieval y contemporáneo, parece que explica parte de la sensación que me quedó al escuchar los citados discos previos. Se interpreta prácticamente igual el siglo XV que el XXI, y nuevamente el arpa participa por igual en ambos repertorios. Es lógico que si un grupo comisiona una pieza, tenga derecho para incluir un instrumento obligado. Lo que no parece tan coherente es la insistencia en el uso de un instrumento en la recreación de fuentes históricas por el hecho de disponer de un instrumentista, cuando se trata de música fundamentalmente vocal.

El título del disco (Carmina Celtica) también puede inducir al rechazo de una parte de la audiencia, quizá la más informada, hastiada de ver empleado el reclamo de "lo celta" para vender música (o ropa, literatura, estética...). Pero en este caso nos hallamos ante un grupo escocés, y si lo celta como categoría cultural tiene sentido, al margen del abuso comercial, es precisamente allí. Ciertamente, el programa se compone de piezas escocesas en lo referido al repertorio medieval, y de Escocia e Irlanda tanto en la mayoría de los encargos como en el repertorio antiguo, partiendo de la tradición bárdica y las fuentes nacionales de los siglos XVII y XVIII en lo que al arpa se refiere. A destacar el motete mariano Inviolata, integra casta es Maria, procedente del códice Wolfennbuttel, en la estética de la escuela de Notre-Dame, y el único ejemplo de polifonía medieval abordado en el disco, puesto que el resto de piezas son monódicas.

Canty es un grupo femenino, formado por cuatro cantantes, otro hecho que no pasa desapercibido, en la estela de las norteamericanas Anonymous 4, de quienes reconocen su influencia. Si su primer disco, hace más de diez años, se dedicó significativamente a Hildegarda de Bingen, coincidiendo con el 900 aniversario de su nacimiento, otros posteriores han aludido de una u otra manera al papel que las mujeres han desempeñado en la historia de la música. La única composición contemporánea no vinculada con el grupo, O quam mirabilis reconoce la deuda con la abadesa alemana, musicando una de sus antífonas. Luego siguen algunas antífonas de laudes del oficio de Santa Brígida. También se ha comisionado a compositoras para la ocasión, destacando, al parecer de quien esto firma, la norteamericana Joanne Metcalf y su O Shining Light, dedicado a la memoria de otra colega. De particular calidad, resalto también The Stars in Their Courses, de James McCarthy, un compositor de apenas treinta años. Así, las obras nuevas encargadas mantienen de una u otra manera un aire de familia, una sonoridad, llamémosla medievalizante, inspirada en las composiciones sacras, a través de una panoplia de recursos: uso de armonías huecas (James MacMillan), texturas homofónicas (Rebecca Rowe, James McCarthy), heterofónicas (Peter McGarr), partes responsoriales (Michael McGlynn) y un poderoso tono introspectivo, pero sin caer en falsos históricos, con una escritura contemporánea, llena de disonancias, y siempre polifónica, recreando piezas en latín presentes en fuentes medievales, la mayor parte de las veces.

Pero, y vuelvo al tema recurrente ¿Es necesaria el arpa en la interpretación el repertorio litúrgico medieval? Bill Taylor tañe tres instrumentos distintos, todos de cuño medieval, como figura en los créditos. ¿Valen las arpas medievales para este repertorio mucho más tardío? ¿Es el instrumento nacional irlandés un fósil estático que no cambia con los siglos? A veces pareciera que este grupo fueran cuatro cantantes... y un arpista, y dudo que beneficie al grupo. Está documentada (hablo de la práctica hispana) fundamentalmente en los conventos femeninos de la Edad Moderna, junto al órgano, salterio y el bajón, para acompañar la salmodia, pero no he conseguido referenciarla para los siglos medievales, siendo el órgano el único instrumento permitido en la liturgia. Dudo que en Escocia haya podido probarse. De hecho, en la audición de este disco da la impresión de que sobra el acompañamiento ubicuo de este cordófono cuando no añade nada nuevo. Si las piezas están escritas contando con él (las encargadas), nada que decir, pero por ello cuestiona los criterios de autenticidad a la hora de abordar el repertorio medieval, entendido de la misma manera.

Finalmente, el disco se cierra con la obra de todo un clásico contemporáneo en esta estética medievalizante, sir John Tavener, quien firmó Two Hadiths para que el grupo los interpretase en 2008, muy en el gusto minimalista del afamado compositor británico. Aquí el arpa sí juega un papel protagonista, con tratamiento idiomático, remitiendo al sitar hindú con la excusa de poner música a las palabras del profeta Mahoma, en estas mistificaciones tan del gusto de ciertas derivas posmodernas que tanto irritan a puristas.

En resumen, un disco interesante por la propuesta y el trabajo que hay detrás. Muchas inquietudes musicales resumidas en un cedé, que ayudan a reflexionar sobre los criterios de interpretación de la música antigua precisamente porque se sale del marco cronológico de la misma, y sobre la propia música en sí.

OpusMusica
15 November 2010